El Encuentro a través de la Lectura
Hola soy Lorena y quiero contarles hoy a ustedes cual es mi experiencia con las bibliotecas, y por qué yo creo que es un necesario lugar de encuentro, que contribuye a nuestro desarrollo intelectual y cultural, pero sobre todo para nuestro crecimiento como personas.
En el año 1990 ingresé a la Escuela de Educación Técnica Nº 2 General Enrique Mosconi para cursar mis estudios secundarios. Al principio no fue fácil para mi la adaptación pero lentamente fui relacionándome con mis compañeros y docentes.
Antes de ingresar al colegio tenía algunas referencias de ciertas personas y personajes que trabajaban en la institución, por que mi hermana también había estudiado allí. Ella me había hablado mucho de su preceptor Juan, de Román el Jefe de talleres y de las hermanas Fabiana y Mónica que eran las bibliotecarias.
La lectura siempre fue uno de mis pasatiempos favoritos es por eso que no tardé mucho en visitar la biblioteca. Me presente con Fabiana y le pedí permiso para urgar en todos los rincones. Me resultó muy placentero sumergirme en ese mundo de las letras. El olor de los libros es muy particular, me agradaba.
Mi madre no tenía recursos económicos como para comprarme la bibliografía que los docentes me pedían, por esa razón mis largas visitas a la biblioteca tenían dos explicaciones la necesidad y el placer.
Durante cinco años estudie en “la técnica” y durante cinco años concurrí a la biblioteca me hice amiga de Fabiana , solía ayudarla a clasificar los libros, y cada vez que ingresaban libros nuevos sentíamos una gran satisfacción.
Cada quince días retiraba un libro y luego lo devolvía religiosamente. Allí me enamoré de Dostoievski y su Crimen y Castigo, allí conocí a Alejandro Casona, allí me emocioné con Bodas de Sangre de García Lorca, el mundo de las letras es maravilloso, te puede transportar a lugares fantásticos y lejanos, te puede hacer viajar en el tiempo, te ayuda a comprender el pasado y a imaginar el futuro.
Realmente esos encuentros serán para mi inolvidables, me encontré con Cortázar, con Sabato, y con la querida Alfonsina Storni.
Las bibliotecas son lugares irremplazables, seguramente los cibers tendrán sus cualidades, pero hoy yo les aconsejo a mis hijos tanto como a mis alumnos que lean, que compartan lecturas con sus amigos que se acerquen a las bibliotecas aunque lo que digo parezca anacrónico.
En el año 1990 ingresé a la Escuela de Educación Técnica Nº 2 General Enrique Mosconi para cursar mis estudios secundarios. Al principio no fue fácil para mi la adaptación pero lentamente fui relacionándome con mis compañeros y docentes.
Antes de ingresar al colegio tenía algunas referencias de ciertas personas y personajes que trabajaban en la institución, por que mi hermana también había estudiado allí. Ella me había hablado mucho de su preceptor Juan, de Román el Jefe de talleres y de las hermanas Fabiana y Mónica que eran las bibliotecarias.
La lectura siempre fue uno de mis pasatiempos favoritos es por eso que no tardé mucho en visitar la biblioteca. Me presente con Fabiana y le pedí permiso para urgar en todos los rincones. Me resultó muy placentero sumergirme en ese mundo de las letras. El olor de los libros es muy particular, me agradaba.
Mi madre no tenía recursos económicos como para comprarme la bibliografía que los docentes me pedían, por esa razón mis largas visitas a la biblioteca tenían dos explicaciones la necesidad y el placer.
Durante cinco años estudie en “la técnica” y durante cinco años concurrí a la biblioteca me hice amiga de Fabiana , solía ayudarla a clasificar los libros, y cada vez que ingresaban libros nuevos sentíamos una gran satisfacción.
Cada quince días retiraba un libro y luego lo devolvía religiosamente. Allí me enamoré de Dostoievski y su Crimen y Castigo, allí conocí a Alejandro Casona, allí me emocioné con Bodas de Sangre de García Lorca, el mundo de las letras es maravilloso, te puede transportar a lugares fantásticos y lejanos, te puede hacer viajar en el tiempo, te ayuda a comprender el pasado y a imaginar el futuro.
Realmente esos encuentros serán para mi inolvidables, me encontré con Cortázar, con Sabato, y con la querida Alfonsina Storni.
Las bibliotecas son lugares irremplazables, seguramente los cibers tendrán sus cualidades, pero hoy yo les aconsejo a mis hijos tanto como a mis alumnos que lean, que compartan lecturas con sus amigos que se acerquen a las bibliotecas aunque lo que digo parezca anacrónico.
LORENA
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